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Historia

Desde que el básquet argentino logró profesionalizarse, y se rige por una estructura que reconoce tres niveles de competencia encadenada (Liga Nacional –primera división-, Torneo Nacional de Ascenso –segunda división- y Torneo Federal –tercera división-), este club increíble, que es Estudiantes, ha logrado disputar finales de campeonato en cada una de las categorías a las que hacemos referencia. Tras excelentes actuaciones en los certámenes regionales y provinciales de comienzos de la década de 1990, El Bata logró un ascenso meteórico que le permitió disputar el Torneo Nacional de Ascenso (TNA) en 1994. Al año siguiente, en su segunda temporada dentro de la competición, fue la
cenicienta que se animó a pelar por la copa de igual a igual contra un Obras Sanitarias que ya era “peso completo” en la especialidad. Aunque la primera experiencia grande de un entonces novel albinegro fue adversa, en 1996, tan sólo meses más tarde de la final perdida, el equipo olavarriense debutó en la Liga Nacional (LNB), la élite del baloncesto rioplatense. Fiel a su estilo, el elenco del Parque Guerrero se metió en playoff en su tercera temporada, y alzó el trofeo de campeón en la cuarta, iniciando así un derrotero envidiable, privilegio de unos pocos grandes, de esos que han hecho de Argentina cuna de estrellas y planteles históricos.
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LAS HUELLAS DEL GIGANTE

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Entre 1995 y la actualidad, Estudiantes vistió de oro y plata una vitrina que no ha dejado de expandirse. Dos campeonatos (1999/2000 y 2000/01) y un subcampeonato de LNB (01/02), el Torneo Panamericano de Clubes (2000) y una Liga Sudamericana (2001); una Copa de Campeones (2000) y el Torneo Top 4 (2002); un subcampeonato de TNA (95/96), el campeonato del Torneo Federal (2013/14), el título del Provincial de Clubes 09/10 y la memorable Liga Nacional Junior de 1999, constituyen los galardones más importantes. Sin embargo, numerosos lauros internacionales de carácter amistoso decoran estantes que deslumbran a propios y extraños. Tan especial como pintoresca es nuestra historia en ese terreno, que, por ejemplo, una enorme copa dorada, reluciente y llamativa, destaca por sobre el resto, ya que informa de un subcampeonato conseguido en 1999, allá lejos, cruzando el charco, en un lugar llamado Holanda. Tan cierto como se lo cuenta, el Viejo Continente también ha sido testigo de las hazañas de este club, que, durante las últimas Fiestas del Siglo XX, dejó al mundo del básquetbol literalmente boquiabierto cuando estuvo a instantes de obtener su primer campeonato en una contienda extraordinaria llamada Haarlem Basketball Week (frecuentemente traducida como Semana del Básquetbol Holandés), un torneo de gran prestigio, que se extendió por veintidós ediciones, y, aunque nunca

oficializado por FIBA (el organismo rector del baloncesto internacional), ostentó un enorme peso en el calendario deportivo del invierno europeo. El certamen ha tenido incluso selecciones nacionales compitiendo frente a equipos profesionales, MVP’s (jugadores más valiosos) de la talla de Vince Carter y Vlade Divac (estrellas de la NBA), y, como verdugo bataraz al Villeurbanne de Francia -que, además de ser el máximo ganador de la historia del básquet galo, es propiedad de Tony Parker, el talentoso base de San Antonio Spurs, quien también supo vestir la camiseta del conjunto que hoy administra-. Lo valioso de la conquista albinegra no acabó con haber llegado a la final del certamen, pues se nutre, asimismo, de haberle aportado al torneo el máximo goleador (“JJ” Eubaknks), y de reservar tres de las fichas del quinteto ideal del campeonato para los pilares del equipo olavarriense (Eubanks, Daniel Farabello y Rubén Wolkowyski), los cuales causaron admiración a lo largo de la primera gran epopeya olavarriense fuera de casa.
Aún escapando del dominio de la pasión, la mera experiencia nos hace pensar que podríamos dedicar un libro completo a narrar las hazañas de Estudiantes Olavarría, pero sería insuficiente para representar la magnitud real de esta institución. Más de 20 años de proezas, parte de las cuales han sido destacadas previamente, son desconocidas por muchos niños y jóvenes hinchas bataraces,

quienes sencillamente no vivieron los tiempos de gloria que tan fuertemente quedaron en las retinas de aquellos que tuvimos edad suficiente para comprender todo lo que este club supo conseguir. Los más chicos lo vieron grande desde que tienen uso de razón, y es por ello es que nos ocupamos de que las mieles de la actualidad no oculten el pasado que nos puso donde estamos. Es nuestra obligación dar a conocer los valores que sostienen nuestro compromiso con la camiseta, esa que vistió a decenas de jugadores que llegaron a la Selección Nacional por su desempeño en este equipo, que levantaron trofeos de los que todos nos sentimos –en parte- artífices, que nutrió a exitosos planteles europeos, que depositó a juveniles de alto vuelo (como Federico Marín, Alejandro Diez, Mariano Fierro, Franco Giorgetti y Bruno Sansimoni, entre otros) en los mejores clubes del país, y que, por si esto fuera poco, como se ha dicho, envío a la NBA al primer argentino en firmar contrato con un equipo de la cuna mundial del básquetbol.

Sobran los ejemplos para justificar la grandeza de este club. Sabemos que conocer nuestra historia nos permite consolidar el presente, pero, por sobre todo, nos importa que en el futuro, Estudiantes Olavarría siga generando esas sensaciones que sólo infunden los equipos especiales: PASIÓN, RESPETO y ADMIRACIÓN.

NUESTRO EQUIPO

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RESULTADOS DE LA LIGA

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